viernes, 22 de enero de 2010

Fenghuang y Dehang









Los trenes en China son increíbles. Existe una clase llamada ‘litera dura’, que consiste en una gran pasillo con compartimentos abiertos con dos literas de tres pisos, y según estés arriba, en el medio o abajo la tarifa cambia, siendo la de arriba la más barata y la de abajo la más cara (a David le gusta arriba y a mí en el medio). Los trayectos son largos, pero no importa porque uno va en la gloria, acostado en su cama leyendo, mirando por la ventanilla, jugando con los niños, entretenido observando las decenas de carritos que pasan con comida caliente, bebida, fruta, cartas, juguetes, tabaco o casi cualquier otra cosa que uno pueda necesitar….Un letrero ‘ten cuidado con tus pequeños tesoros’, avisa al viajero de los posibles riesgos del viaje.

En la provincia de Hunan, el pueblo de Fenghuan es un lugar histórico habitado por los Miao y los Tujia. El legado arquitectónico de casas antiguas, la muralla, las torres de entrada, sus puentes, así como su ubicación geográfica a lo largo del rio Tuo, han convertido a este pueblo en un sitio megaturístico. A pesar de haber vaciado de vida el centro histórico al sustituir a orfebres, carniceros, costureras, casas de comida…por tiendas de souvenirs y bares, el pueblo sigue siendo mágico. Nos volvíamos locos esperando los cambios de luz y su efecto en los reflejos del rio, y como, cada mañana, el pueblo iba apareciendo poco a poco de entre la espesa bruma, mientras sus gentes lavaban la ropa junto al rio.

El fin del año lo pasamos en Dehang, un pequeño pueblo de la etnia Miao entre terrazas de arrozales y pináculos rocosos. El lugar es espectacular, pero un tanto oscuro. Después de varios días caminando por los alrededores decidimos marcharnos. Aunque nuestro plan era pasar aquí una semana, de repente, perdimos el interés. Así es que nos volvimos para Fenghuang a esperar nuestro tren hacia el sur, camino de Guangzhou (Cantón). Como en la vida misma, en el viaje no siempre se puede mantener la curiosidad. Esto no depende del entorno exterior, como muchas veces queremos creer, sino que es un estado de ánimo. Siendo así, lo único que uno puede hacer es relajarse, recuperar la perspectiva y la conciencia de quiénes somos y dónde estamos y esperar a que vuelva el entusiasmo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario