viernes, 22 de enero de 2010

Navidades en Chengdu








El 23 de Diciembre regresamos a Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan. Después de la última semana de vida sencilla en territorio tibetano sucumbimos a las tentaciones del confort y nos alojamos en un hostal para mochileros del siglo XXI con camas al estilo japonés, reproductor de DVD, calefacción y una ventana inmensa. Para nuestra sorpresa la navidad también se celebra en China, no tanto para su gente corriente como para los turistas y las tiendas, que lo utilizan como reclamo comercial. Tan potente es esta estrategia que hasta Papa Noel se dio por aludido y nos trajo un montón de regalos: una cámara fotográfica, unas banderas tibetanas, unos auriculares, unas entradas para ver a los osos panda y otras para ver la famosa opera de Sichuan.

Quisimos ver a los osos panda en la reserva natural de Wolong, al noroeste de Chengdu. Después de varios días tratando de entender por qué no había ningún autobús hacia esa zona, nos enteramos, tan ignorantes nosotros, de la razón: en mayo del 2008 un terremoto de 7.9 en la escala de Richter mato a 70.000 personas, y dejo a 5 millones de habitantes sin casa (cifras oficiales…). Muchas carreteras siguen aun hoy impracticables, y los osos panda de Wolong que sobrevivieron fueron trasladados a otras reservas. Una de ellas fue la que visitamos, en la misma ciudad de Chengdu. ¡Qué simpáticos los panda!

Desde el siglo III, la opera, una versión de teatro dramático y musical, es un fenómeno muy popular y extendido en China. Particularmente la opera de Sichuan consiste en diferentes espectáculos variados como el de marionetas, juego de sombras, música tradicional de gongs, un drama-cómico sobre los castigos de una mujer hacia un marido ludópata, y las ‘caras cambiantes’ donde los cantantes de ópera acompañan su espectáculo con unos trucos que les permiten cambiar de antifaz y traje en decimas de segundo. Disfrutamos de la opera en una casa de té. Son estos lugares legendarios que reúnen, sobre todo a hombres, para charlar, beber té y jugar…al mahong, a las cartas, al ajedrez, o a lo que sea, ¡lo importante es jugar!

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