jueves, 21 de enero de 2010

Xi’an, el fin de la Ruta de la Seda








La gran distancia entre Kashgar y Xian, el duro invierno, la ansidead por el corto tiempo de visa, y la dificultad de conseguir un billete de tren pudieron con nuestro deseo de llegar al final de la ruta de la seda recorriendo la faz de la tierra. El viaje en avion a Xian, como si se tratara de una cronica de muerte anuciada, trajo consigo el fin de un viaje lleno de misterios. Por un lado, nos encontramos con una China moderna, que poco se asemeja a nuestra imagen de la China antigua. Las ciudades, como las nuestras, son proyectos verticales sometidos a los caprichos de la especulacion que desaloja y desubica a la gente del centro, arranca los arboles y con ello la vida de barrio...a cambio, la llena de comercios y mas comercios que no buscan otra cosa que la deshumanizacion del ser humano a traves del consumismo. Que mundo es este en el que vivimos donde no hay cabida para la imaginacion y los proyectos utopicos, y si para la homogeneizacion de un mundo diverso? Por otro lado, nos encontramos con el fenomeno del turismo en masa. Acostumbrados a estar solos o a veces acompañados por otros viajeros de mirada curiosa, quedamos en estado de shock cuando al entrar en nuestro albergue de Xian nos encontramos con recepcionistas de estilo manager, decenas de turistas que bebian cerveza en un bar tematico sobre los guerreros de terracotta, café illy, pizzas, musica chill out, anuncios de fiestas de nochevieja(al dia siguiente, por supuesto, cambiamos de albergue). De repente, fue sentir como si se descorchara una botella, que confirmaba el fin de nuestro viaje de la Ruta de la Seda y el comienzo de otro nuevo. Y, como no, Kashgar ha sido el final y al mismo tiempo el comienzo. El fin de las increibles estepas, de la soledad del viajero, del vacio, del Islam...El comienzo de la densidad de poblacion (turistas incluidos), del taoismo y de Confucio, de una China en construccion, de la lucha entre modernidad y tradicion...y de otras tantas cosas que todavia estan por descubrir...

Queriendo recuperar parte de lo perdido, y como una especie de transicion, nos adentramos en el barrio musulman de Xian. De nuevo, nuestro querido ‘salam alikum’, como si de un abracadabra se tratase, nos ayudaba a empatizar con el otro, un deseo continuo que tiene el viajero para sentirse parte de lo que ve. Si la mezquita de Idgah en Kashgar todavia se parecia a las mezquitas que encontramos a lo largo de la ruta de la seda, las de Xian eran otro mundo con tejados de teja, cornisas curvas, dragones en relieve, templetes de madera, y puertas de luna que comunicaban patio tras patio, que distinto y bello escenario para un mismo culto!

Una mañana fria y de nieve fuimos a ver los guerreros de Terracota. Un enorme complejo turistico, en gran parte dedicado a las tiendas de souvenirs, alberga el mausoleo de Qin Shi Huang, quien con miedo al mas alla, se hizo construir una reproduccion del mundo en el que vivia. Orfebres, musicos, joyas, animales exoticos, coches funebres, herramientas de trabajo, amantes, amigos, ademas de su ejercito deberian estar ahi, con el, en el momento de su resurreccion. A pesar de la importancia de los elementos de la vida cotidiana, lo mas impresionante, y sobre todo lo que mas sconocemos, son los guerreros. Hasta ahora se han descubierto tres fosas que albergan un total de 8000 soldados y caballos, ordenados en filas de a cuatro, arqueros, infanteria y cabelleria, todos dispuestos en posicion de ataque, mirando al este, listos para luchar. Es realmente espectacular.

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