viernes, 22 de enero de 2010

Yangshuo








No sé si os habréis dado cuenta de las pocas fotos que tenemos pasando el rato con un grupo de chinos. Esta falta de interacción no solo refleja la barrera indiscutible del idioma, sino que también es un signo de la complejidad y lejanía de esta cultura. De forma prudente y desde nuestro desconocimiento tratamos de entender este vacío entre nosotros y ellos. Una de las barreras podría ser su naturaleza individualista, donde la familia funciona como un núcleo autosuficiente y la conciencia social, hacia el otro, no llega más allá. También hemos observado una falta de curiosidad hacia lo que no es chino. Desde siempre, China,‘el país del centro’, ha vivido aislada e indiferente hacia lo que viene de fuera, creyendo quizás que su cultura es la única, superior al resto. Evidentemente, a nosotros los occidentales, acostumbrados a ser el centro del mundo, esta indiferencia nos cuesta y nos rebelamos contra ella. Por último, percibimos a los chinos como supervivientes; duros, adaptables, resistentes afrontan la vida sin mucha pasión aparente, pero tampoco desasosiego. Aunque la China de hoy en día poco se asemeja a la de la antigüedad (después de la revolución cultural y la entrada feroz del capitalismo) las enseñanzas de Confucio y Laotse – sobre la importancia de la familia, el respeto a los adultos, oficiales y académicos, la conexión con la naturaleza, la dedicación a las pequeñas cosas – siguen determinando el carácter de los chinos forjado durante siglos. Una de las razones que explican esta conexión con el pasado es el lenguaje escrito, que a diferencia del hablado, no ha mutado con el tiempo. Hoy en día un escolar puede leer a Confucio (siglo V A.C) de la misma manera que puede leer las instrucciones de un videojuego.

Llevamos una semana en Yangshuo, en la provincia del sur de Guanxi. Posiblemente sea este el paisaje más espectacular que hemos visto en China. Cerrad los ojos e imaginad unos valles cultivados, abiertos, sorteados por ríos (incluido el rio Amarillo) y salpicados de montañas calizas y pináculos kársticos y búfalos de agua pastando. Tan solo hace falta pedalear diez minutos para salir del ‘parque temático’ del pueblo de Yangshuo y entrar en un paisaje de ensueño. La lluvia nos ha dado poca tregua, pero durante los días soleados hemos escalado, caminado y pedaleado. Por la mañana después de desayunar baozis (unas bolas de pan cocido al vapor rellenas de cerdo, arroz, vegetales…), alquilábamos el equipo de escalada, unas bicis y nos perdíamos en busca de paredes, pueblos escondidos y puentes antiguos. Tanto nos ha gustado que a David no le importaría quedarse por aquí dando clases de inglés o montando un campamento de casetas de bambú.

2 comentarios:

  1. las fotos impresionantes,nos ayudan a imaginar los lugares que visitais y como no¡nos dais mucha envidia¡los comentarios sobre China no me extrañan nada, yo conoci un poquito y totalmente igual , ,

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  2. Enhorabuena aun no he pedido leerlo todo pero gracias a los buenos textos y fotos se que esta noche dormire poco; saludos de un amigo que os envidia.

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