domingo, 18 de abril de 2010

Myanmar y la meditacion (Silvia)






A penas sali del aeropuerto de Yangon procedente de Chiang Mai (no se puede entrar a Myanmar por tierra), me estaban esperando del centro de meditacion Pandita Rama. Motivada por las sugerencias de Kim, una monja coreana amiga de Camilo y Ana, decidi hacer un retiro de meditacion vipassana.
Este centro en Bago, tan solo una hora al este de Yangon, es un lugar de referencia en todo el continente, y atrae, sobre todo, a monjes y monjas de todo Asia. Cuando llegue, apenas eramos 30 yogis, 20 mujeres y 10 hombres, pero tuvimos la suerte de compartir el centro con 500 novicios, niños/as que pasan las vacaciones de verano como monjes/as temporales aprendiendo las escrituras religiosas y los debidos compartamientos.
Es un lugar donde la cultura del monasterio llena el dia con sus liturgias y codigos. A las 3.00 suena el kaladet, un tambor de madera, que despierta con su sonido hondo e indica el principio del dia. A las 5.00 y a las 10.15 de forma ordenada – monjes, hombres ordinarios, monjas, mujeres ordinarias – caminan los 500 metros de bosque y lagos que separan la sala de meditacion del comedor. De manera segregada, hombres y mujeres, desayunan, comen y meditan (14 horas diarias), siempre en silencio, lo que llaman noble silence, un precepto que facilita el encuentro con uno mismo, la concentracion y la conciencia. Cada dos dias hay dhamma talk, una conferencia grabada de Pandita-bhivamsa sobre budismo y su relacion con la meditacion. Y cada tres veiamos al sayadaw, el profesor que nos enseña la tecnica y nos guia con las dificultades.
Despues de diez dias decidi marcharme, habia aprendido mucho y deseaba continuar la practica diaria de una manera mas relajada, fuera del monasterio. La experiencia fue increible, muy intensa, y a veces dura...imaginaros diez dias sola, con una misma!

No hay comentarios:

Publicar un comentario