domingo, 18 de abril de 2010

Sur de Laos. Las 4000 islas. El Mekong.(David)







Desde Pakse, a las orillas del rio Mekong, Silvia se dirigio hacia el norte de Laos para, desde alli, pasar a Chang Mai (Tailandia) y reencontrarse con Ana Julieta y Camilo. Yo, en cambio, descendi mas hacia el sur, siguiendo el curso del Mekong mas alla de Champasak, justo antes de la frontera con Camboya, a la zona conocida como 'las cuatro mil islas'.

Los viajes en transporte local hay que tomarlos con mucha calma en el sudeste asiatico, pero aun mas en Laos: un viaje de 200 km puede llevar la mayor parte del dia, pero supone un gran momento para entender la idiosincrasia de este tranquilo pais.
Pese a ser aun la estacion seca (especialmente seca y larga este año), el Mekong adquiere aqui unas proporciones gigantescas (varios kilometros de orilla a orilla en epoca de lluvias) y una presencia muy intensa, dejando de ser un simple rio y convirtiendose en el eje de la vida en esta zona del pais. Hay miles de islas, algunas son simples bancos de arena que apenas asoman por encima del nivel de las aguas, otras tienen decenas de kilometros de longitud y estan habitadas. Entre medias, rocas, peñascos, cataratas, vegetacion. Los nombres: Don Khong, Don Det, Don Khon...en todas ellas un denominador comun: la tranquilidad, la pausa; son lugares donde, hasta hace muy poco tiempo, no habia electricidad, no habia trafico, no habia turismo. Y claro, poco a poco, las islas van cambiando y ya hay electricidad, ya hay motos y ya han llegado los falang con sus mochilas y extravagancias. Pese al cuidado que se esta poniendo en el desarrollo turistico de estas zonas para evitar los resultados de otras zonas del norte del pais (el mochilero mundo de Van Vieng) hay ya algunas zonas, especialmente el norte de Don Det, donde existen ya demasiadas guesthouses, bares y restaurantes, donde por un pequeño suplemento te preparan tu batido o tu comida "happy".
Pase cinco dias entre el sur de Don Det y Don Khon. Ambas islas siguen conectadas fisicamente por un sencillo puente de hormigon, vestigio del colonialismo frances, que junto con alguna que otra casa y una locomotora abandonada en mitad de la selva recuerdan los intentos europeos de domar este territorio y convertirlo en maquina de hacer dinero. Fueron dias de mucho reposo (hamaca y cabaña), de mucha lectura y de pequeños paseos, de disfrutar de la presencia del gran Mekong. Entre las islas el rio desciende a veces grande, lento, majestuoso y en otras zonas lo hace encerrado, agitado, belicoso, formando espectaculares cataratas, zonas sagradas donde los espiritus quedan atrapados. Es posible tambien hacer un corto viaje en barca para avistar los timidos y escasos delfines de agua dulce. El rio ofrece mil caras, mil reflejos, mil colores y transmite una gran serenidad que, pienso, deriva de la sensacion de continuidad, de no permanencia, de ese gran caudal de agua que no para y que determina el ritmo de la vida al sur de Laos.

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