domingo, 18 de abril de 2010

Norte de Tailandia, Chiang Rai (Silvia)






A principios de Marzo, y despues de seis meses de viaje juntos, David yo decidimos, como si de un experimento se tratara, partir en solitario y tener rumbos diferentes por unas semanas, yo hacia el este, norte de Tailandia y Myanmar, David hacia el sur, las playas de Tailandia, meca de la escalada.
Despues de pasar unos dias en el norte de Laos y no sentirme tambien como en el sur, inicie mi viaje a Tailandia. La primera curiosidad del camino, es como no, Boxeo, un pueblo a las orillas del Mekong; un paso fronterizo sencillo, utilizado sobre todo por laosianos y tailandeses que viven del intercambio. Mientras espero el barco para cruzar el rio, me asaltan la nostalgia por el pais que dejo, acentuada por el poco interes que me despierta el pais que me recibe. Despues de seis meses de viaje, es la primera vez que voy sola, y esto me produce sentimientos contrarios, de libertad y de inseguridad.
Mi primera parada en Tailandia es Chiang Rai, y aunque no es una ciudad fronteriza, la presencia de la prostitucion, la mezcla de gente y el consumo de droga construyen ese imaginario de las fronteras. Por la noche, este lugar de recreo se llena de personajes insolitos. De repente me vi sentada en una mesa con hombres occidentales con sus novias tailandesas; con unos rastafaris que veneraban a su rey, que no Bob Marley, sino Bhumibol Adulyadej; o con Jasmine, una chica de aca, inmersa en una historia de amores falsos, esperas eternas y HIV. Desconcertada y sin saber que pensar, me doy la bienvenida a Tailandia.
Cerca de Chaing Rai esta el templo blanco, el sueño en construccion de Chatermohai Kositpipat, un artista tailandes con fondos propios. Con esta libertad se erge esta fantasia blanca, llena de espejos, de brujas y ninfas que te abren el camino, de manos desesperadas que surgen del suelo en busca de mas vida. En el interior, un triptico lleno de color representa el bien y el mal.

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