domingo, 18 de abril de 2010

En moto: Bolaven Plateau










En Attapeu alquilamos una moto para, en un recorrido circular, recorrer la 'Bolaven Plateau' que se extiende al oeste de Attapeu antes de descender hacial la gran planicie del Mekong, que recorre el pais de norte a sur, desde China hasta Camboya. La maquina: una Honda Wave de 110cc, 4 marchas, el vehiculo mas popular de todo el sureste asiatico, de aspecto endeble pero un verdadero correcaminos.
El piloto, David, la pasajera, Silvia, mas dos pequeñas mochilas con lo imprescindible para 6 dias de ruta.
La ruta: a grandes rasgos Attapeu-Pak Son-Tad Lo-Sekong-Attapeu. Carreteras secundarias (cuaternarias, diria yo), muchas de ellas sin asfaltar, muchas a medio hacer, llenas de socavones, baches y trampas varias que ponen a prueba la pericia del piloto.
El lugar: la Bolaven Plateau es un territorio elevado entre 1000 y 1300m sobre el nivel del mar, tradicionalmente poblado por la etnia Laven pero con diferentes grupos etnicos, que limita con Vietnam hacia el este. Es aqui por donde discurren muchos tramos de la 'Ruta Ho Chi Min' que sirvio para el continuo abastecimiento de tropas, armas, municion y comida desde el norte de Vietnam hacia el sur durante todos los años de guerra contra el ejercito survietnamita y americano y, antes, contra la ocupacion colonial francesa. No en vano se estima que Laos es el pais mas bombardeado de la historia y existe aun mucha municion sin explotar diseminada por el terreno.
El record: solo 3 caidas en los 2 primeros dias; dos de ellas casi en parado (que si barro, que si hojas secas...) y otra de ellas, circulando, por culpa de un pollo indeciso, que no sabia si escapar hacia la izquierda o hacia la derecha.

Nos fascino recorrer la region con la libertad que proporciona el viajar en moto, deteniendonos cada vez que algo nos llamaba la atencion. Pasamos por infinidad de pobres poblados de cabañas de caña, madera y bambu, elevadas sobre el suelo, pueblos donde el tiempo parece detenido, donde aparentemente nada sucede, niños sucios, despeinados, de mirada intensa. Muchas escuelas a las afueras de los poblados, muchas vacias. Abuelas en cuclillas, fumando en pipas de agua o sus cigarros liados de grosor imposible.

Atravesamos selvas en que los sonidos de las cigarras eran ensordecedores, con rios que las atravesaban y conformaban cataratas impresionantes, vertiendo sus aguas en hondonadas profundas. En epoca de lluvias debe ser aun mas increible el contraste de colores, con la vegetacion y los rios en su maxima expresion.

Es ademas zona de cultivo de cafe, que se puede degustar en todos los mercados; riquisimo, de muy intenso y fuerte aroma, lo tomabamos habitualmente con hielo para intentar escapar del asfixiante calor que nos acompañaba.
Recordamos tambien los templos que jalonan la region, tan coloridos, y los relajantes cantos de los monjes rezando en Sekong.
Esperamos que este territorio conserve su espiritu (diferente y relajado) y su aspecto, aunque la deforestacion parece imparable y sus huellas son ya mas que evidentes.









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